viernes, 13 de febrero de 2015

Se acabó lo que se daba: segundo concurso augustobriguense de cartas de desamor


Se acabó lo que se daba:
segundo concurso augustobriguense de cartas de desamor

Presentación

A estas alturas, el que más y el que menos nos hemos visto en la vital situación de tener que plantearnos eso de «lo nuestro no va ni p'alante ni p'atrás, va a ser que va a ser bueno cortar… Esto a mí ya no me llena».

Sí, sí, el concepto lo tienes claro, pero ¿cómo diablos se lo dices a la otra parte afectada? 

No eludas el asunto porque maneras de hacerlo hay. Hay muchas, lo sabes, no te desentiendas. La cosa es que no es fácil.

Existe la opción cutre (romper mandando un wasap), la valiente (decírselo a la cara), la opción cobarde (llamando por teléfono)… 

Pero lo que nos va a nosotros es lo romántico ¿o no? ¿Y qué hay más romántico que una carta, aunque sea de desamor?

Pues eso, ponte manos a la obra y escribe una carta que sirva para acabar con lo que se daba, es decir, para dejar claro que quieres cortar.

Puede ser una carta en plan trágico, o en plan humorístico (¿por qué no?), en plan sentimental o en plan frío y castigador…

Casi todo vale, siempre que no se traspasen los límites de la gracia y el buen gusto (ante todo, demuestra en ella tu estilazo y tu innato glamour).

¡Vamos! Esta es tu oportunidad de despacharte a gusto. ¿La vas a dejar pasar?

Cómo participar

Escribe tu carta a mano o en el ordenador, fírmala con un pseudónimo, métela en un sobre y entrégala en Conserjería hasta el lunes 2 de marzo (inclusive). El Club de los Corazones Rotos se encargará de leerla y premiará las dos cartas de ruptura más ingeniosas y sentidas con un regalo adecuado. (Has leído bien: tú confía en nosotros y verás cómo no te arrepientes.)

Concurso de declaraciones de amor 2015



Concurso de declaraciones de amor 2015



 Porque amores que matan
 nunca mueren.
(Joaquín Sabina)

1. Cada concursante podrá presentar una declaración de amor. Esta podrá estar dirigida a cualquier persona, animal, idea o cosa que el concursante elija, incluidos Campanilla, el señor Grey, las canciones de Pablo Alborán y el helado de galletas Oreo.

2. Esta declaración podrá expresarse en verso o en prosa, según sienta el concursante que le pide el cuerpo.

3. La declaración podrá tener la extensión que uno sienta necesaria, aunque por algo los enamorados tienen fama de hablar poco y decir mucho.

4. Las declaraciones se entregarán en conserjería, firmadas con un nick o pseudónimo, hasta el día 2 de marzo, inclusive. Podrá constar el nombre real del autor, pero no es necesario ni se recomienda.

5.  A falta de un jurado de enamorados famosos, se harán cargo de esta tarea un grupo de voluntarios, que harán conocida su resolución durante el mes de marzo. Los autores de los textos premiados podrán revelar entonces su identidad.

6. Se concederán tres premios, con cuantía por determinar, tan generosa como Angela Merkel nos lo permita.

7. Los textos ganadores, y en su caso los finalistas que elija el jurado, se reproducirán en el blog de Biblioteca.

jueves, 12 de febrero de 2015

Concurso de Sueños: La Invasión



Corría el año 2015 y nosotros, niños de 13 años, estábamos a nuestro rollo cuando a 23 días de los carnavales nos ocurrió algo que recordaríamos para siempre. Veníamos de una carrera solidaria en el parque municipal, íbamos unicamente mi clase, cuando llegamos al instituto no había nadie, solo vimos a unos extraños en él hablando en un idioma que no conocíamos, pero un niño de nuestra clase consiguió entenderlos. Decían algo así : Se han percatado de nuestra presencia y han evacuado a todo el pueblo, miremos a ver si queda alguien.

Nosotros, raudos como liebres, nos escondimos en un sitio donde nunca nos verían. No podíamos salir del pueblo, todas las salidas estaban vigiladas, así que tuvimos que buscar un refugio. Lo encontramos cerca de la Piedra Caballera, en el monte. Nuestro tutor iba con nosotros en este viaje, él fue el cabecilla, el primero en dar órdenes y el último en dejar de trabajar. Poco a poco construimos una cabaña en la que podíamos vivir, el problema era el miedo y la comida, así que todos nosotros a la mañana siguiente fuimos a por la comida. Cuando volvimos, la cabaña estaba destrozada, nos habían pillado otra vez. Yo les intentaba tranquilizar, pero era imposible, la única forma fue la charla del tutor:

—Vale, chicos, no podemos escondernos siempre, tenemos que luchar y pelear.
 
Entonces sacó de la nada un auténtico arsenal, nadie sabe cómo pero lo hizo.

—Tenemos que infiltrarnos. ¿Quién es el valiente ? —preguntó.

Nadie nos ofrecimos, así que él mismo fue. Todo parecía ir mejor, Jose, nuestro tutor, lo había conseguido y nos dijo que su único plan era acabar con todo el mundo. 

Pasaron dos semanas y no había señales del tutor. ¿Se habría hecho uno de ellos? Descubrimos que en realidad le habían capturado y el miedo se hizo más intenso. A partir de ese momento, el líder sería Mario, uno de los más astutos de la clase. Sabíamos dónde tenían a nuestro tutor y haríamos lo que fuese por salvarlo. Alejandro, Samir ,Sergio y Julián nos cubrirían las espaldas con los francotiradores. David, el mas fuerte, iría al combate cuerpo a cuerpo junto con Mario, Carlos, Héctor, Óliver, Izan y todos los demás. Entrenamos muy duro y repasamos el plan un montón de veces. 
 
Llegó el día de la verdad, nos lo jugábamos todo aquel día , pero nosotros no teníamos miedo y fuimos hacia ellos sigilosamente. Rápidamente nos pillaron y comenzó una autentica batalla campal. Todo iba a nuestro favor porque estábamos situados estratégicamente, íbamos ganando la batalla.

No me lo creía, todo nuestro plan había ido de maravilla, hasta que me dieron un disparo que había rozado la pierna, pero aun así me hizo mucho daño, no podía moverla. Todos mis compañeros habían venido a verme , yo les decía que se fueran, que les iban a capturar, pero no hacían caso, decían que nunca me dejarían atrás.

Por ese gesto de amistad tan bonito nos capturaron a todos, íbamos a morir pero me daba igual sabiendo que había muerto luchando y rodeado de verdaderos amigos . Todos pensábamos lo mismo hasta que actuó Zhin Lia, una niña muy flaca debido a sus circunstancias económicas, que era una niña digamos... marginada, nadie quería ser su amiga. Esa chica consiguió escapar. Zhin se fue corriendo, nos había dejado tirados la traidora, eso creíamos todos, pero pasadas una horas volvió con una pistola y su único amigo, su perro Zeus. 

No tengo ni idea de cómo lo hizo, pero ellos dos acabaron con todos los terroristas y consiguieron liberarnos; entonces todos fuimos corriendo a abrazarla y con nuestro grito de guerra, otra esperanza de vida se alzaba, todo cambiaría. ¡LUCHAREMOS, PELEAREMOS Y LO CONSEGUIREMOS!

Todos conseguimos superar nuestros traumas en unos años, algunos con el fútbol, otros con rap, otros cantando y bailando, incluso viviendo el día a día. Todos menos Zhin, ella tiene un trauma mucho mayor que el nuestro, cada vez que ve una pistola o un sonido de bala empieza a llorar y a gritar. A partir de ese día fue la mejor amiga de muchos. Bueno, y aquí me despido, espero que nunca tengáis que pasar lo que nosotros hemos pasado.


LUCHAREMOS,
PELEAREMOS
Y LO
CONSEGUIREMOS.

sábado, 7 de febrero de 2015

Concurso de Sueños: Lo Que Pasó Aquella Noche

Estaba sola. En un rincón oscuro de mi habitación. Las estrellas brillaban y mis padres no estaban en casa. Por una vez en la vida no estaba pensando en nada extraño. Solo en lo típico de una adolescente de doce años: chicos, estudios, exámenes... De pronto me entró hambre y bajé a la cocina a tomar un vaso de leche caliente. Cuando terminé, empecé a subir las escaleras muy lentamente. De pronto vi algo. Me paré, estuve en silencio unos segundos y... un vaso cayó y se rompió. La mente se me quedó en blanco. No supe reaccionar de otra manera, sólo corriendo hacia la puerta de entrada pero recordé que mi padre había cerrado la puerta con llave para que no me pasara nada. Pero en realidad estaba pasándome algo, pero algo dentro de mi propia casa.
Los ojos se me iluminaron, las manos me temblaban no sabía lo que hacer cuando entonces me acordé de que había una copia de la llave de la puerta en un cajón de la cocina. Rauda y con los ojos bien abiertos me dirigí a la cocina pero cuando fui a abrir el cajón escuché una voz:

—¿Dónde estará esa estúpida llave?

La voz provenía del salón, me aproxime por si había alguien y vi a un hombre alto con la cabeza grande, un pasamontañas y un cuchillo en el bolsillo trasero del pantalón. De repente me entró un escalofrío y me fui al único lugar de la casa que solo yo conocía. iEl túnel del jardín! Fui rápido pero con mucho cuidado hacia allí cuando llegué me puse una capa negra que solo tenía allí porque bajo el suelo del jardín hacía mucho frío. Construí ese túnel cuando mi abuelo murió para llorar sola y en paz. En realidad allí me sentía bien tranquila y sola.


Pensaba que este sitio no lo iba a encontrar nadie pero... la persona que estaba más arriba, en el salón tuvo más suerte que yo esa noche... de repente vi una sombra acercarse a mí muy lentamente y vi al mismo hombre que había visto en el salón. Empezó a hablar pausadamente:

—Así que tú eres esa niñita de la que tanto me habían hablado. No sé por qué pensé que eras una niña pequeña, porque eres casi una mujer.  Desde el primer día en que te vi siempre quise saber quién eras y estuve preguntando, pero ahora resulta que no te quiero más en el mundo. Quiero matarte o secuestrarte... —se le dibujó una sonrisa en la cara y siguió hablando—.  ¿Tú qué prefieres? —y soltó una enorme carcajada—. Jajajajajaja. Morirás, mi pequeña Ann. Morirás.

De repente, se puso serio y sacó de su bolsillo dos cuchillos muy bien afilados, me cogió del cuello y me apretó contra la pared.


De repente y por suerte para mí escuché una voz que decía:

—Ann, Ann. Venga, cariño despiértate, que llegarás tarde al instituto.

Por fin me di cuenta de que todo había sido un sueño, bueno, más bien una pesadilla. Lo bueno es que este sueño he aprendido algo... ¡NUNCA DEJES LA PUERTA CERRADA SI TU HIJA ESTÁ DENTRO DE CASA!

Concurso de Sueños: Jake y la Isla

Me encontraba en una habitación oscura y tenebrosa, pero entre tinieblas algo me iluminaba. Me acerqué sigilosamente, más por miedo que por curiosidad, hasta que estuve tan cerca como para identificar de dónde provenía esa luz: era una pequeña lamparilla.

Había un niño, de estatura media, cabellos cobrizos, ligeramente ondulados y largos, muy  largos. Estaba estudiando sobre unos libros antiguos de páginas amarillentas y llenas de apuntes en los márgenes. Sobre el escritorio donde estaba la lámpara había cientos de libros más amontonados, formando una especie de castillo a su alrededor.  Entonces el niño se levantó. Yo, asustada al darme cuenta de que notaba mi presencia, no pude ni siquiera parpadear, estaba paralizada. Entonces fue cuando se agachó y abrió una pequeña compuerta que se escondía debajo del siniestro escritorio, dejando salir un potente destello de luz y algo de arena fina que penetró en la habitación.

http://www.taringa.net/posts/imagenes/16622622/Jacek-Yerka-Pintura-Surrealista.html

Sin mirar hacia atrás entró directamente por la pequeña puerta, y yo le seguí. Era una hermosa playa lo que allí se escondía, y en su orilla una vieja barca. Fue en ese momento cuando intenté hablar con el niño por primera vez, porque vi que se montaba en la barca sin mí, y yo sin duda no quería perderme aquel lugar. Dejó que me montara, pero sin mediar palabra alguna. Durante el viaje "a ciegas", pues no sabía adónde me llevaba, me estuve planteando continuamente si era mudo o no.

Por fin llegamos a una isla paradisíaca, dotada de árboles frutales de todo tipo y de animales que nunca hubiese podido imaginar. Atravesamos la jungla tropical en busca de un refugio, pues estaba oscureciendo y parecía que iba a llover, al menos esos truenos no tenían buena pinta.  Decidimos hacerlo nosotros mismos y empezamos a recolectar ramas, troncos, hojas... todo lo que pensábamos que nos podía ayudar a construir el refugio. Una vez pasada la noche tormentosa, por la mañana, le dije al niño:

—¡Buenos días!  ¿Vamos a pescar algo para el desayuno?

Pero el niño no contestó. Le hice unas cuantas preguntas más, pero no contestó ninguna,  hasta que desesperada y segura de que no contestaría, le pregunté:

—¿Cómo te llamas?

EI niño comenzó a escribir en la arena hasta que, por fin, pude leer:

JAKE

Lo primero que pensé es que, al menos, su nombre era más sencillo que hablar con él. Empezó a caminar hacia adelante, completamente decidido, paso firme y mirada al frente; yo iba detrás, alucinada por el paisaje, tanto que no me di cuenta de lo mucho que nos habíamos alejado de la puertecilla. Lo cierto es que cuando me acordé de volver la mirada no supe realmente si la misteriosa puerta seguía allí o había desaparecido. No me preocupaba, tenía a ambos lados un paraíso de ensueño, pensé que sin duda era el lugar más bello que existía. Aún lo recuerdo casi con total claridad...


Allá por el segundo o tercer día, empecé a notar cosas extrañas en la isla. Cuando iba a pasear por la orilla, vi a una chica llorando.

—¿Qué te pasa, por qué lloras? —le pregunté con cierta empatía y amabilidad.

—Es que...  alguien...  no...  No quiere que yo... —contestó entre sollozos.

En ese momento un chico llegó corriendo. muy cansado, con montones de lágrimas recorriendo su rostro y le dijo a ella:

—¡Anna, no llores! Me da igual que a mi padre no le gustes como esposa, yo te quiero, Anna, ¿quieres casarte conmigo? —dijo el chico repleto de emoción, secándose las lágrimas.

—Pero John, ¡sabes que esto es un amor prohibido! —después de un silencio de mutua resignación,  continuó—. Si tu padre se entera, nos hechizará y moriremos, yo no puedo resistirme a lo que siento por ti. No quiero que te pase nada, John, tenemos que olvidar este amor para siempre —contestó Anna, triste también porque la seguridad que reflejaban sus palabras no era creíble ni siquiera por ella.

—No, por favor, yo te amo, sin ti moriré. Prefiero morir contigo que morir triste, sin que estés a mi lado —finalizó el chico, decidido a estar junto a ella.

Se abrazaron. Se abrazaron fuertemente y sin más discusión los dos sabían cuál era la decisión que habían tomado.

Cuando el padre del chico se enteró de que no sólo amaba a Anna sino que quería casarse con ella, les hechizó, para que su amor se destrozara. Desde su casa, reuniendo todos los objetos místicos necesarios fabricó el hechizo fatal. En su mano derecha una rosa negra, en la izquierda su libro de conjuros: si John y Anna llegaban a besarse, serían convertidos para siempre en mariposas, nunca más volverían a estar juntos.

John ya sabía el tipo de hechizos que su padre realizaba, sabía que aun tratándose de su hijo, la obsesión que le llevaba a impedir este amor haría que llegase a desear su muerte. Aun así, todo estaba ya decidido. Fueron a la playa esa misma tarde, estaba empezando a anochecer y la marea estaba bajando, pequeñas olas llegaban a la orilla en forma de espuma. Los enamorados, destinados a morir, se tumbaron en la arena, y allí entre besos y caricias pusieron fin a su historia.

http://www.fahrenheitmagazine.com/cultura/artesletras/todo-puede-suceder-en-el-mundo-de-christian-schloe/

Después de este manantial de emociones, regresé al refugio, extrañada, asustada, sorprendida mientras que Jake estaba tumbado en una cama colgante que se había fabricado esa misma mañana con unas cuantas hojas y ramas que había encontrado por el sendero.

Por la tarde, Jake me enseñó a contemplar la belleza del cielo y estuvimos jugando a pensar qué formas dibujaban las nubes. Yo adiviné una estrella, Jake adivinó un caballo saltando por encima de una valla hacia una preciosa pradera llena de pastos frescos, y me explicó cada detalle señalando con su dedo. Está claro que tenía más práctica que yo, por no hablar de su asombrosa imaginación.

Era hora de regresar al refugio, pero antes hicimos una pequeña parada en el mar, para pescar la cena. Hicimos una pequeña hoguera y asamos el pescado. Mmm... ¡estaba delicioso!

A la mañana siguiente fui a dar un paseo con Jake por la extensa jungla y nos encontramos en uno de sus rincones unas escaleras que se hundían en la tierra. Parecía haber luz debajo, así que bajamos para ver lo que había. Ni siquiera él parecía haber visto aquel lugar. De repente, la luces que iluminaban todo el recorrido se apagaron. Volvieron a encenderse, miré hacia atrás y. .. ¿Jake?
No sabía dónde se había metido aquel chico. Asustada, quise retroceder hacia la salida, pero no pude pues las escaleras habían desaparecido. Seguí bajando pues no tenía otra opción y pensé que tal vez encontraría otra forma de salir de allí. Tras descender largo tiempo, llegué a una sala luminosa, cuadrada, llena de mosaicos en sus paredes y un suelo de mármol azul. Sus techos eran muy muy altos, con una cúpula que marcaba un círculo rojo en su punto más alto. Miré hacia alrededor y había todo tipo de instrumentos de astronomía y medición. Catalejos extraños de color dorado, brújulas que marcaban decenas de puntos cardenales, mapas plegables que parecían no poder desdoblarse de tanto polvo como soportaban, telescopios de todos los tamaños... Ah, y un terrorífico payaso que, pintado en un cuadro, parecía seguirme con su mirada.
De repente me tropecé con algo, caí sobre una palanca, sonó un estruendo y, para mi asombro, la cúpula con el círculo rojo se partió a la mitad. Comenzó a separarse en dos partes y cayó justo a mi lado un enorme pedrusco y kilos de tierra y piedras pequeñas.

—¡Chsst, chsst! —escuché desde arriba una especie de llamada.

Era Jake, desde esa altura parecía una hormiguita pero lo reconocí, además no podía ser otro. Parecía querer ayudarme a salir de allí. Me tiró una bolsa transparente llena de agua, tardó unos 20 segundos en caer, y la cogí al vuelo antes de que explotara en el suelo.

Observé la bolsa por si escondía algo especial, y así era: un diminuto caballito de mar. Yo no entendía nada, pero Jake parecía mirarme desde arriba con cara de haber solucionado todo. No entendía cómo ese caballo iba a sacarme de allí, ni siquiera sabía si era por eso que Jake me lo lanzara.

Abrí la bolsa. No iba a preguntar nada a Jake, pues a estas alturas sabía que serviría de poco.
Tuve cuidado de no derramar el agua que daba vida al caballito de mar, pero cuando abrí la bolsa comenzó a brillar cada vez más y a crecer con una velocidad espantosa. Cuando me di cuenta de que ya ni siquiera cabía en la bolsa, lo solté. Solté la bolsa y antes de que ésta cayese al suelo el animal ya era casi tan grande como yo.

Estaba tan sorprendida que no me di cuenta de que el caballito no había caído al suelo, miré a Jake pero estaba tan sereno como siempre. Cuando volví la mirada hacia el caballito de mar, si es que lo era, vi sus alas agitándose para mantenerle a la altura de mi cabeza. Había visto caballos de tierra, también de mar, ¡pero no un caballo que volase, era un caballo de aire! Entonces como si algo me dijese lo que tenía que hacer, supe que ese caballito de mar o aire me sacaría volando de aquel extraño lugar.

http://culturacolectiva.com/el-fandango-surrealista-de-schloe/

Con todas mis fuerzas me agarré a él y esperé a que volase hacia la superficie para reencontrarme con Jake. Dudé unos segundos si el animal volaría para salvarme, y cuando menos lo esperaba lo hizo. Me llevó hasta arriba de una manera tan alegre que no sentí ni una pizca de miedo. Quise darle las gracias a Jake por haberme salvado, le di un abrazo y le dije:

—Gracias por todo Jake.

—De nada —dijo él.

No esperaba que contestase pues estaba segura de que era mudo. Tal impresión me causó que me desmayé. Entonces, al poco tiempo, abrí vagamente los ojos y vi a Jake intentando reanimarme:

—¡Chsst! ¡Chss! ¡Despierta!

En ese momento me desperté. Pero nada parecido fue lo que vi a una isla rodeada de altas palmeras, de árboles de suculentas frutas, animales exóticos y aguas cristalinas. Esta vez era madre llamándome para ir a la escuela.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Un Quijote de diez minutos (Pedro Salinas)



La inconveniencia o no de extractar, resumir y adaptar las grandes obras de la literatura al escaso tiempo que tenemos (o que estamos dispuestos a dedicarles) es uno de los asuntos espinosos con los que los profesores y estudiantes de literatura de cualquier lengua están condenados a lidiar.

Como aportación al debate sobre este asunto, traemos un texto de Pedro Salinas, el gran poeta del grupo del 27, que fue también un fino lector y ensayista. Proviene de su libro El Defensor, una joya publicada en 1948, que quizá no es tan conocida como debiera. Una de las secciones del libro está dedicada a la defensa de la lectura frente a aquellos que la consideran una actividad prescindible.

Razona don Pedro que la oferta editorial es tan grande (hoy, muchísimo más que cuando él escribió esto) que el lector vago encuentra en esa misma abundancia un motivo para desanimarse de la lectura. Y prosigue:

«Para lidiar con este crecimiento monstruoso del libro se proponen variados atajos, evasivas y soluciones. El mismo hecho de que sean tantos, y tan lamentables algunos, los arbitrios propuestos, bien dice que el hombre de hoy está como acorralado por las huestes de los libros, y se defiende, a tuertas o a derechas, con palos de ciego, o con destellos de inteligencia. Examinemos algunos de los recursos ingeniados para lidiar con el problema. El primero, lo llamo el de la razón bruta.

LA VÍA DE LA RAZÓN BRUTA

Precisamente cuando empezaba a percibirse en el orbe de las ideas una reacción contra el racionalismo del siglo XIX, un príncipe británico del ingenio, al que todavía hay empeño
en mirar como mucho más frlvolo de lo que era, escribió: «La fuerza bruta, la resisto, pero lo que no puedo aguantar es la razón bruta». La agudeza de Wilde daba una vez más en el clavo, porque nuestro siglo está lleno de predicadores y propagandistas de la razón bruta. De ella viene uno de los intentos de remedio, que por desdicha va creciendo en favor. Su santo modelo podría ser Procusto, y su herramienta el famoso lecho.  El razonamiento bruto que lo informa cabe formularlo así: ya que no sea posible dilatar las horas, achiquemos los libros. Si no se pueden ahormar los días, conforme a nuestras necesidades lectorias, ¿por qué no volverse al otro personaje de Ia tragedia, y azocar, estrujar los libros para que su lectura quede en menos espacio horario? Si Homero o Rabelais, o Tolstoi, se empecinaron en escribir y escribir a espacio, con serena majestad, como el lento río undoso, nosotros, herederos y beneficiarios, ¿debemos ajustarles las cuentas de sus cuentos, meter en cintura a los tales derrochadores y a sus escritos, reducirlos de tamaño, sin escrúpulo, hasta que sus nobles cervices antiguas se humillen ante nuestras democráticas y modernas exigencias? Lo cual ya da por supuesto que cualquier gran obra, tenida por clásica y magistral, es, además, poseedora de una cualidad elástica, que la permite ensancharse o encogerse, a gusto del tiempo de los consumidores. Habría así, y de hecho los hay, Quijotes, por ejemplo, para todos: Quijotes de diez minutos (en cómics o funny strips, en muñequitos, yo lo he visto); Quijotes de diez horas y Quijotes de toda la vida. Transferido al problema de la navegación trasatlántica, muy difícil en este instante, equivaldría este sistema a someter a los aspirantes a pasajeros en los tan escasos piróscafos, a una operación diminutiva o reductiva previa al embarque, que, corrigiendo las exageradas proporciones de los cuerpos de los navegantes, los convirtiera en enanos; así, un trasatlántico cualquiera capaz de acarrear en sus profundos dos mil hombres de tamaño normal, acaso pudiese cargar con cinco o seis mil liliputienses, en el mismo espacio, notoria y estupenda mejora en las comunicaciones. Porque por lo visto estos racionadores creen, digan lo que quieran los biólogos como Haldane (me refiero a su delicioso ensayo «Sobre el justo tamaño de los animales» en Possible worlds) que personas, cosas, libros, han de tener las proporciones que deben tener, conforme a los dictados de la razón bruta, en función de oportunismo; y no las que tienen según su razón de ser, su razón vital,que es de donde les viene su tamaño.

DICKENS Y SHAKESPEARE CASTIGADOS

No hace mucho alumbraron las prensas un volumen que contenía las cinco mejores novelas de Dickens. Noble era el propósito del compilador: que esas obras maestras del gran narrador británico, de su arte y de su humanidad, alcanzaran a un vasto número de lectores. Pero cuando dije que el tomo contenía esas novelas estaba pensando en las dos acepciones del contener: una, incluir y la otra reprimir, moderar. En verdad, el libro era una contención, una represión de las novelas dickensianas, porque éstas están en él, tan sisadas, tan mutiladas, que la versión (así creo que se llama) ocupa la quinta parte de lo que ocuparían las cinco novelas tal y como Dickens las escribió. ¡Estupenda proeza que requiere valor y ánimo nada comunes! La autora del volumen estima que Dickens es un novelista extraordinario de la lengua inglesa y de la humanidad en general; en lo cual bien puede ir asistida de razón. Esa eminencia le hace merecedor de que
todos le lean. Pero en la operación de trunca y cercén del autor, va implícita la más terrible crítica que se le puede hacer a un novelista: que no sabe hacer novelas, que escribe tan prolijamente y tan sin juicio compone que ha de venir alguien, un siglo después, a corregir esos excesos, a darle una lección de composición, enseñándole cómo todo aquello que él decla en mil páginas se puede decir gentilmente en doscientas. Asl que, por un lado, se dice rendide tributo, por maestro sin par del arte novelístico; y por otro se nos insinúa que el maestro no sabía hacer una novela como es debido, y que le faltaba un don tan indispensable al novelista como el de la justa y orgánica composición de la obra. Ignora sin duda el que perpetró esa compresión, que las obras literarias tienen todas su tiempo, y que esa exquisita cualidad, no muy fácil de percibir a veces, las distingue y avalora a cada una por diferente en sí, y por diferente, históricamente. Que el sentir el tiempo en cada época histórica nos es posible hoy solamente a través de esas huellas que nos deja el arte de las variadas formas de sensibilidad de lo temporal.

Tales operaciones se realizan siempre por razones extrínsecas a la obra y ajenas a su valor literario. No se motivan los cortes en consideraciones que apunten a la mayor belleza o perfección del libro, sino en supuestas necesidades exteriores del todo a él y a su propósito. Es como si un museo, para dar a conocer al público uno de esos grandes y elocuentes lienzos de Veronese o Tintoretto, le recortaran unos cuantos palmos de cada lado, so pretexto de que en la sala del museo falta espacio, y debe colocarse, junto a ésta, otras pinturas. Va también este arbitrio contra el sentido de la unidad y totalidad orgánica, de integridad de la gran obra, ya que cada escena, cada capltulo, existen en función de la obra entera, y son miembros, partes vivas, del organismo total, como en una catedral gótica. Además este atajo, para ganar tiempo, es obviamente inmoral y fraudulento, porque al lector no se le da lo que se le ofrece, Dickens, sino un gatuperio de Dickens. La fórmula, no obstante, tiene éxito, como no podía menos de esperarse. Y en estos días leí que Shakespeare había sido sometido, en todos sus dramas y tragedias a los mismos tundidos y mondados. Para dolida comprobación busqué el libro. Y me lo encontré agravado con una larga cita, a modo de justificación o escrito de defensa, tomada del libro reciente La educación general en una sociedad libre, informe redactado por un comité que designó de su seno la Universidad de Harvard, y cuyos miembros son dignos, por sus obras y tltulos, de consideración y respeto. Dice la susodicha obra, por su página 114, que «se necesitan versiones de las grandes obras limpias de dificultades innecesarias e infructuosas, y que merced a una obra de resumen y refactura (editing) se hagan más accesibles al lector común». Mucho me interesó lo de las dificultades: (El texto original dice «unnecessary and unrewarding obstacles»). Recordaba yo cierto hermoso pasaje de Coventry Patmore, en Religio Poetae, donde se refiere al gusto de leer libros difíciles u oscuros para todo aquel «que busque más que simple diversión, y aunque el camino sea áspero y quebrado, con peñas enormes y escarpadas colinas». Y otro, unos versos de Lope de Vega, perdidos en una comedia:

No estiman los hombres
las empresas llanas.
Todo lo que es fácil
como fácil pasa.

No menos se me vino a la memoria la utilidad que para la educación y disciplina mental tiene el enfrentarse con los obstáculos que ofrece, por ejemplo, la sintaxis latina, e ir venciéndolos página por página. Aún me creció la extrañeza al ver a los autores del informe acudir en busca de críticos o eruditos especializados (scholars) para que realicen la obra que yo tengo por nefanda, señalándoles ya con el dedo algunas víctimas: Homero, Platón, el Antiguo Testamento, Bacon, Dante, Shakespeare y Tolstoi. No sé lo que los mentados autores dirían, de poder decir algo, ante la operación propuesta, y si les placería ir por su pie ala sala de operaciones, a ponerse en manos del correspondiente especialista en cirugla literaria. Es decir, de uno sí que lo sé. Bacon, como
curándose en salud, escribió en el quincuagésimo de sus Essays, On Studies, o De los estudios, lo que sigue: «Ciertos libros pueden leerse por delegación, y cabe hacer extractos de otros. Pero esto, tan sólo tratándose de temas de menor cuantía (less important arguments), y de la clase inferior de libros. De otra suerte estos libros destilados son lo mismo que el agua destilada: cosas sin gusto». Supongo que el futuro «abreviador de Bacon» no incluirá estas palabras en su períoca. Si prosigue tan feliz tendencia no tardaremos mucho en encontrarnos que la gran literatura universal ha sido escamoteada, y la sucede una serie de mixtificaciones, imposturas y engañifas, que correrán los mundos amparadas en los nombres mismos de Homero, de Cervantes, de Balzac, a los que traicionan y desnaturalizan sin reparo. Pero después de todo, ¿a qué viene tanto escrúpulo si se logra el objetivo príncipe de nuestros días: ganar tiempo?»

lunes, 2 de febrero de 2015

Concurso de Sueños: Volar


Concurso de Sueños: El Dinero No Da La Felicidad


Concurso de Sueños: Pescando Sueños


Concurso de sueños: Un Sueño Geométrico


Un rato más de sueño

http://www.vam.ac.uk/users/node/2449

¿Quién no lo ha pedido cuando sonaba, implacable, el despertador o le acariciaba la mano, cariñosa pero firme, de una persona querida? Pues bien, esta vez es posible: a petición popular, se amplía el plazo de presentación de originales para el Tercer Concurso de Sueños hasta el lunes 9 de febrero, inclusive. Que Vds. lo sueñen bien.