viernes, 31 de octubre de 2014

Club de Lectura: La hora en sombras


La semana que viene comenzamos en nuestro instituto un Club de Lectura sobre fantasmas, vampiros y otras criaturas de la noche. Haremos un recorrido a lo largo del año por la Zona Maldita, atravesando los círculos donde viven cada una de las criaturas nocturnas. Y quien supere el viaje recibirá al final su parte del tesoro. Nosotros ya nos hemos apuntado. Pero tampoco queremos mucha gente. Diez o doce a lo sumo. O sea, que no se lo digáis a casi nadie... Solo a los que penséis que no deben perderse una cosa así. Que no se ha hecho antes y no sé si volverá a hacerse nunca. Es un club de lectura, pero también de escritura y dibujo. Recibiremos lo que hay, pero aportaremos lo que se nos ocurra. Y habrá canciones, películas, cómics. Y libros, claro...

Nos reuniremos dos o tres veces al mes en un recreo. La primera sesión versará sobre fantasmas y otros muertos de mal morir y tendrá lugar el miércoles  5 de noviembre en la Sala de Usos Múltiples.  ¡Ven si te atreves!

miércoles, 29 de octubre de 2014

La mano del payaso


El destino, muy dado a estos juegos, puso hace unos días en mis manos un libro que recordaba haber visto hace años en las de mis amigos más inquietos y mejor enterados: la Antología de la literatura fantástica de Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo. Allí leí un cuento tremendo de W. W. Jacobs, La pata de mono. Trata, como el nombre indica, de la mano maldita de un mono, una mano que tiene el poder de conceder cinco deseos. Cada vez que el dueño de la pata formula uno, la mano cierra uno de sus dedos, hasta que todos quedan recogidos. Pero en cuanto la pata pasa a otras manos, el animal muerto despliega de nuevo sus dedos y el ciclo vuelve a empezar...

Ni que decir tiene que los deseos que concede este talismán diabólico traen la perdición de quien los formula: así, el deseo de recibir una gran cantidad de dinero se cumple cuando el dueño de la pata recibe una cuantiosa indemnización por la muerte inesperada de su hijo...

Pues bien, en esta leyenda, recogida por Elena T., de 1º de la ESO, no aparece una pata de mono, pero sí un cuadro que representa a un payaso muy especial. Descubran Vds. mismos qué me hizo pensar en el cuento de Jacobs:

Una vez hace muchos años una familia feliz compuesta por dos padres y tres niños se compraron una casa y la reformaron. La madre compró un cuadro de un payaso que estaba triste y con cinco dedos levantados, que simbolizaban a los miembros de la familia. Pero cuando el hijo mayor iba directo a la universidad, le asesinaron; entonces, el payaso bajó un dedo y ya solo tenía levantados cuatro dedos. Al día siguiente, la hija mediana iba en dirección al colegio y la atropelló una moto y murió; los padres, que iban al trabajo, tuvieron un accidente de coche, chocaron y murieron, y por último murió el bebé de hambre. El payaso ya no tenía ningún dedo levantado y le salió una sonrisa aterradora. Se dice que llevaron el cuadro a una galería de arte y a quien lo compre le pasará lo mismo o peor.

(Recogido en Navalmoral de la Mata, 24/10/2014)

lunes, 27 de octubre de 2014

La mujer poseída


En el mundo musulmán, encontramos leyendas similares a las occidentales, pero con un innegable sabor local. Un buen ejemplo es esta historia que nos narra Omayma F., de 1º de la ESO, en la que un profeta, un hombre santo, se enfrenta a una mujer poseída por algún espíritu maligno:

Era una mujer casada con un hombre que tenía ovejas y cada día a ese hombre le desaparecían unas tres ovejas, y así todos los días, hasta que un día se fue donde un profeta y este le dijo que su mujer estaba poseída, pero no le creyó, así que siguió poseída y no le creyó hasta que un día la persiguió y vio que era verdad y entonces se fue donde el profeta y se lo dijo. El hombre, o sea el profeta, le dijo que cuando ya no quedaran más ovejas, iría a por él y se lo comería, entonces cuando se le acabaron las ovejas fue a comérselo, pero él le clavó una estaca en el corazón y murió.

(recogida en Navalmoral de la Mata, 24/10/2014)

Verónica


La mujer fantasma que aparece en los espejos, que se llama Bloody Mary en el mundo anglosajón, recibe en nuestro ámbito el nombre de Verónica. En la tradición sobre este personaje (que ha recibido algún estudio monográfico) se combinan el material narrativo y ritual. En esta versión recogida por Omayma F., de 1º, nos asomamos a este último:

Es una leyenda que dice que si vas al baño y te cierras, apagas la luz, te vas frente al espejo y dices Verónica 12 veces, te sale el Diablo.

Lo mismo sucede en esta versión interesantísima que aporta Matheus M., también de 1º:

Dice una leyenda que por la noche [debes hacer lo siguiente:] tú solo ve al baño, apaga todas las luces, tira tres veces de la cisterna, enciende tres veces la ducha, enciende tres veces el grifo o apaga la luz tres veces y luego di: Maldito brujo tres veces y aparecen unos ojos rojos y una niebla verde. Y cuando te vas a dormir, no puedes pestañear durante la noche; si no, morirás.

(Recogidas el 24-10-2014, en Navalmoral de la Mata.)

La niña de la curva


Seguimos con la más clásica de las leyendas urbanas, la de la autoestopista fantasma, pero esta vez en esta estupenda versión, originalísima, de Rebeca C., de 1º de la ESO (recogida el 24/10/2014):

Un hombre salía de su trabajo, era de noche y estaba lloviendo. Vivía en las afueras de la ciudad y tenía que ir por una carretera que le daba mala sensación, porque las otras estaban cortadas. Notó que el coche chocó con algo y se bajó a ver, volvió a entrar en el coche, pero no estaba solo: en el asiento de atrás había una mujer vestida de blanco con los pelos revueltos. El hombre fue a bajar del coche, pero notó unas manos frías como el hierro. La mujer le estaba estrangulando. Las últimas palabras que escuchó fueron: Esta es la curva en la que me mataste.

domingo, 26 de octubre de 2014

Bloody Mary


La leyenda de Bloody Mary es la variante anglosajona de la historia del fantasma de los espejos, que entre nosotros suele llamarse Verónica. Pero en esta versión, que nos cuenta Raúl M., de 1º de ESO, hay rasgos originales que la acercan al ciclo de la Niña de la Comunión de Peraleda:

(Recogido en Navalmoral de la Mata, 24-10-2014)

Trata de que una niña llamada Mary se murió el día de su comunión. Desde entonces, dicen que se te aparece detrás y te mata con un machete si te quedas en el servicio encerrado tú solo, con dos velas, las luces apagadas, y dices tres veces Bloody Mary.

 Otra versión recogida en la misma fecha, que nos trae Arancha V., está más próxima a las anglosajonas:

Cuenta la historia que una muchacha fue enterrada en un baúl en el jardín de su casa. La enterraron sus padres, ella murió asfixiada en el baúl y al intentar salir las uñas se quedaron clavadas en el baúl. Cuentan que cuando estás solo en casa con todas las luces apagadas y enciendes una vela junto a un espejo y dices girando sobre ti mismo con algo afilado en las manos Bloody Mary, Bloody Mary, Bloody Mary, se te aparece en el espejo y te mata.

Por qué Hello Kitty no tiene boca

Esta leyenda urbana, aunque muchos adultos no la conozcan, es famosa en la Red. Así la cuenta Julieta M., de 1º de la ESO:

Hello Kitty

Hello Kitty significa 'Hello', 'hola', del inglés, y 'Kitty', 'demonio', en chino. Se dice que la mujer que fabricó a Hello Kitty hizo un pacto con el diablo, el diablo le pidió que hiciera una muñeca que significara él [sic], A cambio de todo, la mujer solo le pidió que curara a su hija, que tenía cáncer en la boca. Por eso la muñeca no tiene boca. Al paso de los años, no se supo más de aquella madre, desapareció misteriosamente.

La Autoestopista Fantasma


La leyenda urbana por excelencia, en versión de Yerica L., de 1º de la ESO (24/10/2014):

Cuentan varias personas que por una curva de Sevilla, o sea, en dirección a Sevilla, vaga el espíritu de una niña que murió en un accidente por esa curva. La leyenda dice que en los días de lluvia por la curva aparece la niña llorando. Los conductores que pasan por esa curva se paran para ayudar a la niña, la niña se sube al asiento del copiloto y les dice que vayan más despacio, al decirlo la niña desaparece.

La Puerta del Infierno


Esta leyenda circula profusamente por la Red en foros relacionados con lo paranormal. Su acción se sitúa en el siglo XVI, por lo que en rigor no cabe considerarla una leyenda urbana; pero circula por cauces comunes.


Así nos la narra Adriana F., de 1º de la ESO (recogido en Navalmoral de la Mata, 24/10/2014):

Decían que donde ahora mismo está el monasterio de El Escorial había una puerta al infierno, y el rey Felipe II, como era muy católico, mandó construir un monasterio encima de la entrada. El diablo se enfadó y se presentó en el monasterio en forma de un galgo negro, que perseguía al rey por los pasillos para matarle. Se dice que si te fijas bien, hoy en día todavía se puede ver al rey huyendo del diablo transformado en galgo negro.

La Niña de la Comunión


Esta historia es una variante local, con ciertas peculiaridades, de una de las leyendas urbanas más famosas, La Autoestopista Fantasma. Adquirió notoriedad a través de un episodio de la serie Cuarto Milenio. La versión que sigue, recogida por Ángela C., de 1º de la ESO, se aleja bastante de la narración que popularizó el programa televisivo, considerablemente más glamourosa.




Cuenta la leyenda que una niña fue a hacer la comunión y (murió) en una curva. Entonces, al pasar por una curva sobre las doce de la noche ella aparecerá vestida de comunión con el vestido sangriento y roto y quiere matar a la gente para que sepan lo que sufrió.

Otro alumno de 1º, Alejandro, la recuerda así:

Érase una vez una niña que iba a hacer la comunión. Llegó el día de su comunión, salieron de la Iglesia y se fueron al banquete. Cuando iban a medio camino, la niña dijo que pararan en la próxima curva. Cuando se bajó del coche, la niña fue atropellada por un coche fantasma. Y se dice que cuando la gente pasa en coche por esa curva se puede ver a la niña haciendo señas para que paren a recogerla.

Por su parte, Azahara L., también de 1º, nos cuenta lo siguiente:

La niña de Peraleda

Una vez, una niña iba a hacer su comunión, en una iglesia al lado de su pueblo. Ella iba muy contenta hacia la iglesia con sus padres e invitados, la mayoría iban a caballo. Después de la ceremonia, se prepararon para salir. Los padres de la niña la dejaron atrás y a ella se la comió un lobo. Con el paso del tiempo no encontraron a la niña, por lo cual la dieron por muerta. Muchos años después construyeron casas, granjas, hicieron caminos... al lado de donde ella murió.

Iba un granjero con su coche, hacia su casa, después de hacer sus cosas, cuando de repente vio a una niña sentada en la carretera, la cual salió corriendo. Otro día también se la encontró, él la llamaba, pero ella echaba a correr. Se la encontró por tercera vez, se salió del coche y fue detrás de ella, pero llegando a unos zarzales desapareció. Mucha más gente se la ha encontrado. Era una niña vestida de blanco y con un vestido de comunión.

Otra versión, la de Paula T., también de 1º, enlaza la figura de la Niña de la Comunión con el tema del afecto entre la niña protagonista y su perro (que aparece en No solo los perros lamen), que los hace inseparables:

Érase una vez una niña que iba a hacer la comunión, pero se le escapó el perro. Fue detrás de él hasta una curva muy peligrosa, a la que un coche le empujó y se cayó a un precipicio y la niña se mató. Ahora su alma hace autoestop a los coches para que la lleven a su casa. Cuando un coche la monta, les dice: ¡Mi perro desapareció y ahora te toca a ti! La niña desaparece del coche, pero el coche tiene un accidente. 


(Versiones recogidas en Navalmoral de la Mata, 24/10/2014.)

sábado, 25 de octubre de 2014

No solo los perros lamen


Hace unos años, iniciamos en nuestro insti una recogida de leyendas en la que seguimos trabajando. La que sigue es un verdadero clásico, que aparece siempre que preguntamos a nuestros alumnos más jóvenes por alguna historia espeluznante que conozcan. Va por ustedes, en la voz (devenida escritura) de Cristina B., de 1º de la ESO:


No solo los perros lamen
Informante: Cristina B., nacida en 2002
Fecha: 24-10-2014
Lugar: Navalmoral de la Mata

Amanda era una niña huérfana que vivía con su abuela, y su abuela asistía a  muchas fiestas de gala y la niña se quedaba sola.

Cierto día, la abuela le regaló un perro a su nieta y le dijo:

—Aquí tienes a este perro, te hará compañía en las noches que yo no esté.

Amanda y el perro pasaban mucho tiempo juntos y pronto se hicieron inseparables. El perro tenía de todo y tenía una extraña costumbre, se metía debajo de la cama de Amanda a dormir y ella cuando tenía miedo metía la mano debajo de la cama y al sentir el lamer del perro se volvía a dormir.

Un día, la abuela iba a asistir a una fiesta y la niña se quedaría sola con el perro. La abuela como de costumbre le dio las buenas noches a su nieta y se fue. Esa misma noche, sobre las dos y media, oyó un ruido y se asustó, pero metió la mano debajo de la cama y al sentir el lametón del perro se volvió a dormir.

Por la mañana cuando despertó se miró la mano y la vio llena de sangre. Ella no le dio mucha importancia, fue al baño a lavarse la cara y... se encontró a su perro muerto y crucificado en el espejo y con su sangre escrito: No solo los perros lamen. La niña comenzó a gritar y a los pocos meses fue ingresada en un manicomio, y se dice que ya salió y ella sigue buscando al asesino de su perro por las calles de Navalmoral de la Mata.

Esta otra versión, que le debemos a Víctor P., también de 1º de la ESO, nos sirve para ver que se trata de una de las historias más estables, sin apenas variaciones en los rasgos centrales de la misma:

La niña y el perro

Un día, una niña quería un perro, pero la madre no quería y no le dejaba tener un perro. Pasados unos días, la madre se lo regaló. La niña alegre no paraba de jugar con el perrito todos los días antes de ir a la escuela y cuando venía de la escuela. Todos los días, cuando se iba a dormir la niña, el perro dormía siempre debajo de su cama, hasta que un día sonó un ruido tremendo, la niña asustada se despertó, puso la mano debajo de la cama para saber si el perro estaba allí. La niña sintió un lametazo, retiró la mano y volvió a dormirse. Al día siguiente, nada más despertarse se fue al baño, nada más entrar vio el cadáver del pobre perro y en la pared ponía con la sangre del perro: No solo los perros saben lamer.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Cómo hacer un trabajo que merezca la pena leer



Cómo desautomatizar nuestros trabajos
(para que no sean un cortaypega de la Wikipedia)

1. Trabaja  de verdad. Si se trata de una obra de arte, ante todo, exponte directamente a ella: si es un libro, léelo; si es una canción, escúchala; si es un cuadro, míralo. Si no puedes abarcar toda la obra, elige una sección representativa, memorable, y centra tu atención en ella. Lo que saques de tu experiencia directa, aunque te pueda parecer limitado, te enseñará infinitamente más que lo que hayan podido decir otros desde una experiencia que no es la tuya.

2. Eres tú quien hace las preguntas. Tú mandas. En vez de reproducir la información tal cual te la proporciona tu fuente, sigue un guión que contenga las dudas que necesitas resolver. Un esquema simple pero efectivo, aplicado a una obra literaria, es este:
A. ¿De dónde ha salido esto? (¿Quién lo compuso? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿En qué lengua? ¿A qué cultura pertenecían el autor y los destinatarios inmediatos de la obra? ¿Cuáles eran sus valores religiosos, morales, estéticos?)
B. ¿Qué es? (¿A qué género literario pertenece? ¿Has trabajado sobre el texto original o sobre una traducción? Si es así, ¿de quién? ¿Es obra completa o fragmento?)
C. ¿Qué pretende? (¿Qué emoción trasmite? ¿Qué cuestiones plantea? ¿A qué mundo nos traslada?)
D. ¿Cómo funciona? (¿De qué partes consta? ¿Para qué sirve cada parte? ¿Qué recursos literarios o compositivos ha utilizado el autor?)
E. De hecho, ¿funciona? (Una vez has dado con lo que, a tu entender, pretende la obra, llega el momento de implicarte: ¿crees que lo consigue? ¿Lo ha conseguido en tu caso? Si no es así, plantéate por qué: puede tratarse de un defecto de la obra, pero también de una limitación del lector. Y esas limitaciones, por suerte, son superables.)

3. Elige un aspecto concreto de la obra sobre el cual trabajar. Quien mucho abarca, poco aprieta. Homero no cantó la guerra de Troya, sino la ira de Aquiles: un aspecto concreto que se sentía capaz de abarcar y que le permitió dar unidad y sentido a su poema. Haz lo mismo: aunque para saber dónde pisas debes tener claro todo lo que hemos dicho en el punto 2, tu trabajo de verdad no empieza hasta que eliges, de entre todo lo que se podría decir sobre una obra o un autor, algo en lo que te ha parecido interesante profundizar.
4. Algunos ejemplos que nos permiten desautomatizar nuestros trabajos, obligándonos a seleccionar entre la información disponible la que realmente nos interesa:
A. Un trabajo que siempre funciona bien sobre un autor o su obra es elegir Diez cosas interesantes. Por ejemplo: es interesante saber que Virgilio quiso destruir la Eneida y que Catulo llamó Lesbia a su amada en homenaje a Safo de Lesbos.
B. Otra opción es centrarnos en un personaje, o un grupo de ellos: por ejemplo, las mujeres que intentan detener a Ulises; Shamhat y su influencia (¿positiva? ¿negativa?) en Enkidu; el héroe y su amigo (¿ayudante? ¿amante?).
C. También podemos fijarnos en algún aspecto formal que sea clave en la obra: por ejemplo, un trabajo sobre las fórmulas épicas, poniendo ejemplos de las diversas epopeyas que conozcamos, sería interesantísimo. (Y no es especialmente difícil: basta con elegir cinco o seis textos y peinarlos debidamente.)

5. Hay vida fuera de Wikipedia (y de la primera página de resultados del Google).
A. Por de pronto, la propia Wikipedia tiene versiones en otras lenguas, que por tus estudios de inglés, francés, etc., están perfectamente a tu alcance, y que en muchos casos son más completas y están mejor redactadas que la española.
B. Es el momento de reivindicar y usar los prólogos de los libros, esa parte por la que siempre pregunta algún despistado (¿esto hay que leérselo? ¿entra en el examen?) y que la gente se apresura a ignorar. Aunque hay de todo, como en botica, esas introducciones suele redactarlas gente que sabe de qué habla y sabe hablar. Es muy probable que, además de contener todo aquello por lo que preguntábamos en la sección 2, te den un montón de pistas sobre aspectos interesantes del autor y la obra.

6. Todo tiene que ver con todo.
A. Comparemos. Tu experiencia como lector, oyente, espectador de cine, etc., te permite poner en relación la obra que has elegido con otras. Muchos trabajos valiosos salen de aquí: si has comprendido que Aquiles y Ulises, por ejemplo, representan dos tipos  de héroe muy distintos (el que todo lo resuelve a golpes y el que utiliza su inteligencia para vencer a enemigos físicamente superiores), ¿por qué no analizar a cuál de los dos, y en qué medida, se parecen otros héroes que conoces, como el Cid, Conan o Spiderman?
B. Sigamos el rastro. Una obra valiosa nunca termina en sí misma: su influencia se hace sentir en otras, y en ella misma hay huellas de obras previas. Si te ha gustado Gilgamesh, ¿por qué no analizar cuánto de ella hay en la Ilíada? Si te gusta un tipo de cine, de pintura o de música, ¿no es probable que en él haya referencias dignas de explorarse a las obras que vamos viendo en clase?

7. Haz el trabajo que te gustaría leer (u oír): una exposición clara, concisa pero completa. Si utilizas recursos audiovisuales, elígelos con esmero; si utilizas términos técnicos, explícalos siempre y asegúrate de entenderlos bien. Puntúa tal como tú mismo lees el texto cuando lo haces en voz alta. No insultes al lector con faltas de ortografía o de construcción, con topicazos o con frases que no dicen nada. Y para no aburrir a nadie, ¡no te aburras tú! Pásatelo bien: recuerda que aprender no es otra cosa que aprender a pasárnoslo mejor, disfrutando lo que aún no conocíamos.

sábado, 4 de octubre de 2014

Cuando Orfeo huyó de Eurídice



En nuestra biblioteca están bien representados los mitos, leyendas y cuentos populares de muchas regiones del mundo (aunque aún nos faltan algunos, que esperamos conocer mejor este curso, como los de Rumanía).

Algunas de esas historias tienen un hueco en las enseñanzas que reciben nuestros alumnos de Cultura Clásica, Latín, Griego y Literatura Universal, y a veces incluso en las de Lengua y Literatura Españolas. Pero hay culturas que conocemos poco, a pesar de su presencia cada vez mayor en nuestro mundo.

Uno de esos países cuyo folklore apenas conocemos, y que sin embargo nos inunda (en buena hora) con sus tebeos, dibujos animados, libros y películas (muchas veces inspirados en ese acervo tradicional) es Japón.

El mito que sigue aparece en un libro de Luis Caeiro titulado Cuentos y tradiciones japoneses. I. El mundo sobrenatural. Hago un resumen, espero que capaz de hacerle justicia —pero para disfrutar de veras de la historia, os invito a localizar este hermoso volumen.

Como es justo que una historia tan bella lleve una dedicatoria noble, se la envío desde aquí con cariño a una gran conocedora y amante del mundo nipón: nuestra querida Sandra Marcos, que fue alumna del Augustóbriga (de las mejores que yo haya tenido) y, tras cursar la carrera de Filología Inglesa, es ahora profesora de su especialidad en Navalmoral.


Izanagi e Izanami son el primer hombre y la primera mujer, y los primeros habitantes del Japón. Aunque divinos, pueden morir. E Izanami muere, de hecho, tras dar a luz al espíritu del fuego, Kagutsuchi, que la deja herida al nacer con terribles quemaduras. La madre sufre una larga agonía, durante la cual vomita a los espíritus tutelares de los diversos metales y al dios y la diosa de la Tierra.

Desconsolado, Izanagi decide bajar al reino de las tinieblas para recuperar a su esposa. Tras un largo viaje, se encuentran y se funden en un largo abrazo. Él le explica que sin ella no hay alegría en el mundo y que les queda mucho por hacer. Ella sonríe con tristeza y le dice que lo que le pide es imposible, pues ella ha comido y bebido de las viandas de tan triste lugar y pertenece por ello a él.

Sin embargo, Izanagi insiste tanto que Izanami acaba aceptando. Le dice que irá a ver al señor del país para rogarle que la deje marchar, pero le pone como condición que él deberá quedarse esperándola allí donde está, sin entrar en la morada de ella por mucho que tarde y pase lo que pase. Izanagi promete que así lo hará y se queda quieto y solo durante horas junto a la casa de ella, en la más profunda oscuridad, donde la única sensación perceptible es un hedor que se hace cada vez mayor.

Sin saber cuánto tiempo ha pasado, Izanagi prende una de sus peinetas (sic) y entra en la casa de Izanami, cubriéndose la nariz con un pañuelo, para localizar la fuente de tal pestilencia. Finalmente, llega hasta una pequeña habitación, cuya puerta abre. Ante él, envuelto en un sudario, está el cuerpo podrido de su amada. Solo una leve agitación en el pecho delata que sigue viva. Rodean a la mujer ocho demonios que vomitan fuego.

Turbado por la visión, Izanagi huye. Su peineta encendida cae al suelo y el ruido despierta a Izanami, que sale corriendo tras él, reprochándole su inconstancia. Al haberla humillado, no le deja otra opción que destruirlo.

Comienza así una loca persecución, en la que unos demonios enviados por Izanami están varias veces a punto de atrapar a su presa. Sin embargo, Izanagi arroja cada vez una peineta que se convierte en un obstáculo o una distracción que le permite ganar tiempo: surgen de estas peinetas un enorme viñedo, una gran cosecha de retoños de bambú y, finalmente, un río. Izanami va aumentando la ración de demonios enviados, pero Izanagui, aunque no puede darles muerte, los mantiene a raya con su espada.

Por último, Izanagi se refugia en una montaña, en la que encuentra un melocotonero cargado de frutos. Como sabe que los demonios odian los melocotones, les arroja una buena partida de ellos, hasta que, rendidos, los espíritus malos vuelven con las manos vacías ante Izanami.

Izanami decide entonces acudir en persona a enfrentarse con su amado. Pero este se ha preparado para el encuentro, colocando un gigantesco peñasco junto a la entrada del país de las tinieblas. Entretiene la espera recordando lo felices que fueron juntos. Cuando al fin la siente llegar, ciega la entrada con la piedra.

Ella le reprocha entonces su desvío. Pero su voz, melodiosa antaño, es ahora una chicharra destemplada. Izanagi, sereno pero destrozado, le dice que da por roto el lazo matrimonial que los unía. 'Yo he vuelto a la luz. ¡Vuelve tú a las tinieblas!'.

Ella le dice que si no vuelve con él, matará cada día mil personas. Él, por su parte, anuncia que hará nacer mil quinientas. Comienza así en la Tierra la ronda del nacimiento y la muerte. El país de los vivos queda separado para siempre del de los muertos.

Pero Izanagi no soporta mucho tiempo su victoria. Pronto se despide de sus hijos para partir hacia la Llanura Alta del Cielo, Takamaghara, de la que no hace tanto descendieron al mundo él y su amada. Parte, pero les deja un regalo: un espejo donde Izanami solía mirarse, y en el que han quedado capturadas en toda su belleza sus facciones. Al mirarse en él, los hijos verán su propio rostro, pero también el de su madre, que les servirá de modelo de virtud y armonía.

*
Concluye así la historia, cuya pareja protagonista nos recuerda por momentos a Adán y Eva, Orfeo y Eurídice, Barbazul y su esposa, Blancaflor y su anónimo novio, el pastor y la Serrana de la Vera, Yahweh y Lilith...  

Hay también resonancias curiosas con la literatura culta, de autor: la escena de la casa de Izanami parece pergeñada por el mejor Edgar Allan Poe. 

Todo en la historia tiene un sabor familiar, y al mismo tiempo nuevo. Cabe desear que de algún modo tracemos un puente por el que pasar con nuestros alumnos, aunque sea de vez en cuando, a este mundo para nosotros desconocido —y fascinante. Valga esta entrada como un primer paso.