jueves, 21 de marzo de 2013

Soñando con Verlaine


En la asignatura de Literatura Universal andamos estos días con los poetas franceses de la segunda mitad del siglo XIX, que se lanzaron a explorar terreno desconocido bajo la bandera más o menos borrosa del simbolismo. Como muestra de esas tierras inciertas, os invitamos a leer este sueño de Paul Verlaine, incluido en su libro de 1866 Poemas saturnianos, en su francés natal y en una traducción rítmica hecha para la ocasión, que intenta reproducir la cadencia del original, aunque pierda su rima:

MON RÊVE FAMILIER

Je fais souvent ce rêve étrange et pénétrant
D'une femme inconnue, et que j'aime, et qui m'aime,
Et qui n'est, chaque fois, ni tout à fait la même
Ni tout à fait une autre, et m'aime et me comprend.

Car elle me comprend, et mon coeur transparent
Pour elle seule, hélas! cesse d'être un problème
Pour elle seule, et les moiteurs de mon front blême,
Elle seule les sait rafraîchir, en pleurant.

Est-elle brune, blonde ou rousse? Je l'ignore.
Son nom? Je me souviens qu'il est doux et sonore,
Comme ceux des aimés que la vie exila.

Son regard est pareil au regard des statues,
Et, pour sa voix, lointaine, et calme, et grave, elle a
L'inflexion des voix chères qui se sont tues.

MI SUEÑO FAMILIAR

Tengo a menudo el sueño extraño y penetrante
de una mujer sin nombre que amo y que me ama
y que no es cada vez ni del todo la misma
ni tampoco distinta, y me quiere y me entiende.

Pues ella me comprende: mi corazón abierto
para ella sola deja de ser, ¡ay!, un problema;
para ella —y el sudor de mi pálida frente
ella sola lo sabe refrescar con su llanto.

¿Es morena o es rubia? ¿Pelirroja? Lo ignoro.
¿Su nombre? Yo recuerdo que es dulce y es sonoro
como el de las amantes que la Vida destierra.

Su mirar es igual al mirar de una estatua
y su voz es lejana, calma y grave; ella tiene
la inflexión de las voces entrañables que han muerto.

1 comentario:

  1. "y que no es cada vez ni del todo la misma
    ni tampoco distinta" García Calvo podría haberlo escrito muy recientemente. La poesía verdadera no tiene épocas.

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